Los Judíos de Marruecos
Los Judíos en Marruecos, Pasado y Presente
Los Judíos de Marruecos
La historia de Marruecos está marcada por la contribución y presencia significativa de su comunidad judía. Aunque su número ha disminuido en las últimas décadas, siguen siendo una parte importante de la sociedad marroquí. Los judíos en Marruecos están comprometidos con la preservación de sus tradiciones y patrimonio cultural, lo que se refleja en su estilo de vida y en el legado que han dejado en el país.
Es importante comprender y valorar la influencia judía en Marruecos, no solo para los turistas que buscan explorar la rica historia y cultura del país, sino también para aquellos de ascendencia judía que desean reconectar con sus raíces. Esto es especialmente relevante para los judíos sefardíes, quienes emigraron originalmente de la Península Ibérica y mantienen fuertes vínculos históricos y emocionales con la comunidad judía marroquí.
Los Judíos en Marruecos
Marruecos se ha convertido en un destino significativo para la peregrinación judía, atrayendo a individuos y familias de todo el mundo que desean visitar las tumbas de antiguos rabinos y cabalistas. Estas visitas no solo brindan una sensación de conexión con sus ancestros y su historia, sino que también ofrecen la oportunidad de honrar y celebrar la vida y las contribuciones de estas figuras religiosas y espirituales tan importantes.
Es importante recordar que, aunque la comunidad judía en Marruecos ha disminuido en número a lo largo de los años, su influencia y contribución a la cultura y sociedad marroquíes siguen siendo profundas. Los viajeros tendrán la oportunidad de presenciar y apreciar esto mientras recorren las calles de las ciudades marroquíes, visitan los antiguos barrios judíos o Mellahs, y participan en las tradiciones y costumbres que han resistido la prueba del tiempo.
Al visitar Marruecos, no solo se embarcará en una aventura llena de belleza natural y maravillas arquitectónicas, sino que también se sumergirá en un crisol de culturas que es testamento de su rica historia y su espíritu de inclusividad. Así que, ya sea que esté buscando reconectar con sus raíces sefardíes o simplemente aprender más sobre la fascinante historia judía de Marruecos, seguramente encontrará una experiencia enriquecedora y conmovedora en este país encantador.
Judíos y Sefardíes en Marruecos, un poco de historia
La presencia judía en Marruecos es realmente antigua y se remonta a casi 2.000 años, según lo destaca André Azoulay, un prominente sefardí marroquí y asesor económico del rey Mohamed VI. Se estima que esta historia comenzó poco después de la destrucción del segundo templo de Salomón en el año 70 d.C., durante la diáspora judía que siguió a este evento catastrófico.
Después de la destrucción del templo, muchos judíos emigraron a diferentes partes del mundo conocido en busca de refugio y seguridad. Algunos de estos primeros judíos llegaron a la Península Ibérica y a las tierras del norte de África, incluida la provincia romana conocida como Mauritania Tingitana, que abarcaba partes de lo que ahora es Marruecos.
Esta migración temprana pudo haber sido motivada por la búsqueda de seguridad y oportunidades económicas en un mundo que se estaba volviendo cada vez más hostil para los judíos. La presencia judía en Marruecos durante este período inicial sentó las bases para una comunidad judía establecida y próspera que influyó significativamente en la historia y la cultura de Marruecos en los siglos venideros.
Los Judíos en Marruecos
Durante los siglos siguientes, la población judía en la Mauritania Tingitana experimentó un crecimiento significativo, pero su situación no fue fácil. En el siglo VI, durante el reinado del emperador Justiniano en el Imperio Bizantino, se promulgó la persecución de los judíos, junto con otros grupos como los donatistas y los arrianos.
A pesar de estas dificultades, muchos judíos continuaron estableciéndose en la región del Magreb, en parte debido a la persecución que también enfrentaban al otro lado del Estrecho de Gibraltar por parte de los visigodos, especialmente después de la conversión al catolicismo del rey Recaredo en el siglo VII.
La situación de los judíos en la región cambió con la llegada de la conquista musulmana en el siglo VIII. Bajo el dominio musulmán, la población judía adquirió un estatus de cierta protección conocido como dhimmi, que les otorgaba una relativa tranquilidad y les eximía de la conversión forzada al Islam. Sin embargo, estaban obligados a pagar impuestos especiales a las autoridades musulmanas.
A pesar de esta relativa estabilidad, la situación empeoró con la ascensión al poder de los almohades en el siglo XII. Esta dinastía bereber promulgó una interpretación más estricta de la religión musulmana y llevó a cabo una fuerte persecución y represión de los judíos. Muchos judíos fueron obligados a convertirse al Islam bajo pena de muerte, lo que provocó una emigración masiva o la clandestinidad de aquellos que se negaban a abandonar su fe.
Durante el siglo XIII, la relación entre la comunidad judía y la dinastía meriní en Marruecos fue más tolerante. La capital, Fez, fue testigo de la creación de un mellah (barrio judío), donde los judíos ocupaban roles importantes en la sociedad, como recaudadores de impuestos, comerciantes, artesanos y en otros oficios. Sin embargo, a pesar de esta relativa estabilidad, episodios violentos como el asalto al barrio judío en 1465 resultaron en un gran número de muertos.
Los Judíos en Marruecos
En 1492, tras la promulgación del Edicto de Granada por los Reyes Católicos en España, miles de judíos españoles fueron obligados a huir o convertirse al cristianismo. Muchos de ellos buscaron refugio en las ciudades del norte de África, como Fez, Marrakech, Tánger y Tetuán. Aunque los comienzos no fueron fáciles y algunos judíos regresaron a la Península Ibérica y se convirtieron al cristianismo, la mayoría de los que se quedaron en Marruecos echaron raíces profundas en estas ciudades, donde aún residen muchas comunidades judías en la actualidad.
A finales del siglo XVIII, la comunidad judía en Marruecos enfrentó una situación más vulnerable. El sultán Yazid emprendió duras represalias contra los judíos, especialmente en el norte del país, debido a su apoyo a su hermano en disputas de sucesión al trono. Además, durante la guerra con España, los judíos fueron blanco de ataques por parte de sus vecinos marroquíes, lo que resultó en el saqueo de numerosas casas y una crisis para la comunidad judía, que ya había sido golpeada por la guerra con Francia dos décadas antes.
El viaje a Marruecos de Moses Montefiore en 1863 marcó un punto de inflexión en las relaciones entre musulmanes y judíos en el país. Por influencia de este banquero y activista judío británico, el sultán Mohamed IV decretó la liberación de numerosos presos políticos en el país y concedió igualdad de derechos a los ciudadanos judíos.
A partir de entonces, los judíos en Marruecos ganaron importancia social e influencia política, ocupando puestos de confianza en la corte real. Un ejemplo notable de esto fue el acto de rebeldía del sultán Mohamed V contra las leyes antisemitas impuestas por el gobierno de Vichy en Francia durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Marruecos era un protectorado francés. Para el final de la Segunda Guerra Mundial, se estima que había más de 250.000 judíos en Marruecos.
Los años siguientes, 1948 y 1949, fueron tumultuosos para la comunidad judía en Marruecos. Tras el estallido de la guerra árabe-israelí en 1948, muchos judíos marroquíes sufrieron ataques y represalias. Animados por el movimiento sionista, decenas de miles de judíos comenzaron a emigrar hacia el recién creado Estado de Israel en 1949.
Esta emigración masiva continuó en las décadas siguientes, a pesar de la independencia de Marruecos en 1956 y del trato favorable que recibieron los judíos por parte del rey Mohamed V. Para mediados de la década de 1960, la población judía en Marruecos se redujo a alrededor de 60.000 habitantes. Aunque la tendencia se ha desacelerado en las últimas décadas, la cifra de judíos en Marruecos actualmente se estima entre 2.000 y 5.000 personas, muchas de las cuales siguen estando profundamente arraigadas a su país de origen.
Judíos marroquíes en la actualidad
La comunidad judía de Marruecos mantiene en la actualidad un alto estatus y prestigio, así como una excelente relación con el rey Mohamed VI y la Administración Pública. Gracias a esta cercanía con el gobierno, la mayoría de los judíos residen en Casablanca, la capital económica del país y cercana a la capital política, Rabat.
La comunidad judía celebra sus tradiciones y festividades con total libertad y respeto. Una de las más simbólicas es la Mimuna, originaria del Magreb, que incluso forma parte de la Pascua (Pesaj) de Israel. En esta festividad, al finalizar el período de abstinencia de ciertos alimentos, los musulmanes marroquíes solían obsequiar a los judíos en sus hogares con productos como pan, mantequilla, miel, dátiles y frutos secos. La Mimuna continúa celebrándose en la actualidad, a menudo impulsada y organizada por instituciones como el Museo del Judaísmo de Casablanca.
Dentro de la comunidad judía en Marruecos, existe una variedad de orígenes que se refleja en la lengua de comunicación empleada. Muchos judíos utilizan el judeoárabe, una variedad que también se utiliza en otros países de habla árabe, pero con la particularidad de que en Marruecos se escribe con el alfabeto hebreo. En el norte del país, donde muchos judíos son de origen sefardí, todavía se habla el haketía, un dialecto del judeoespañol o ladino que guarda una sorprendente similitud con el español actual. Sin embargo, el francés ha sido históricamente la lengua de prestigio y amplio uso entre la comunidad judía.
Los Judíos en Marruecos
En Casablanca, existen servicios sociales y sanitarios dedicados a la población judía, así como carnicerías kosher, cementerios y más de una veintena de sinagogas abiertas. Sin embargo, en otras partes del país, el número de sinagogas y servicios judíos puede ser menor, lo que refleja la disminución gradual de la comunidad judía local. Existe preocupación por el futuro de la comunidad debido a la emigración de jóvenes con mayores oportunidades educativas en el extranjero, muchos de los cuales no regresan.
Por otro lado, el turismo relacionado con la cultura judía marroquí está en aumento. Muchos judíos de otros países, especialmente sefardíes, están interesados en conocer los vínculos de su cultura con la de Marruecos. Además, las instituciones marroquíes han impulsado la conservación y difusión del patrimonio judío, como el Museo del Judaísmo en Casablanca y otros proyectos similares en diferentes ciudades. También se ha llevado a cabo la restauración de sinagogas históricas, como la sinagoga Nahon-Massat Moshe en Tánger, que data del siglo XVIII.
Los mellahs o barrios judíos de Marruecos
Dentro de los atractivos turísticos relacionados con los judíos en Marruecos, los mellahs destacan como lugares de interés. Este término se traduce como «barrio judío», similar a lo que se conoce como judería en España y ghetto en Italia, aunque este último término ha adquirido connotaciones negativas. Curiosamente, incluso entre los árabes, el término mellah adquirió connotaciones negativas, derivando de la palabra «Al-mellah», que significa «el salinar» en Fez, donde se construyó el primer mellah.
La historia de estos mellahs ha pasado por diferentes etapas. El primero surgió en Fez en el siglo XV y durante mucho tiempo fue el único. En el siglo XVI se estableció otro en Marrakech, seguido de uno en Meknes a finales del siglo XVII, por orden del sultán Mulay Ismail. En el siglo XIX, surgieron mellahs en Rabat, Mogador, Salé y Tetuán, aunque este último se llamó curiosamente judería.
Estos barrios tenían características comunes, como estar amurallados y custodiados por guardias del rey en sus puertas de entrada. Después de cierta hora, generalmente las 21:00, nadie podía entrar o salir. Además, estaban cerca de la residencia real y tenían sus propios mercados y servicios, permitiendo a los judíos mantener una vida separada de los musulmanes.
Sin embargo, desde finales del siglo XIX y principios del XX, hubo una tendencia a trasladarse a los barrios de ville nouvelles, diseñados al estilo europeo, dejando en los mellahs a personas mayores. En la actualidad, estos barrios judíos están habitados principalmente por la población local, y los vestigios de su pasado judío son evidentes solo en algunos detalles y en los recuerdos mantenidos vivos por el turismo.
Musulmanes y judíos en Marruecos, un rayo de esperanza
La relación entre musulmanes y judíos en Marruecos es un rayo de esperanza para el entendimiento y el respeto mutuos, a pesar de las tensiones generales derivadas del conflicto en Tierra Santa entre israelíes y palestinos. Los judíos marroquíes sienten con orgullo su arraigo en esta tierra desde hace casi 2.000 años, mientras que la gran mayoría de musulmanes, liderados por el rey, mantienen una relación de confianza con sus compatriotas judíos.
En este contexto, las palabras de André Azoulay en 1991 resumen esta relación: «Sabemos que [la relación entre musulmanes y judíos en Marruecos] no siempre ha sido de color de rosa. Hay páginas negras. Pero el pasado de los judíos marroquíes no tiene nada que ver con el de los judíos de Occidente en periodos similares. En Marruecos no hemos visto deportaciones, ni nazismo, ni campos de concentración, ni Inquisición, en absoluto. Es más, judíos y musulmanes hemos vivido juntos, respetándonos los unos a los otros»