Marruecos
Marruecos
Marruecos, oficialmente conocido como el Reino de Marruecos, es un país situado en el extremo noroeste de África, con costas en el océano Atlántico y el mar Mediterráneo. Limita al norte con el estrecho de Gibraltar y España, al este y sureste con Argelia, y al sur con el Sáhara Occidental (territorio en disputa) y Mauritania. Marruecos es conocido por su rica historia, cultura diversa, hermosos paisajes que van desde montañas hasta desiertos, y una vibrante escena gastronómica.
Situado en el norte de África, Marruecos es un destino fascinante para los amantes de los viajes, con una ubicación que lo coloca entre el mar Mediterráneo y el océano Atlántico. Limita al norte con el mar Mediterráneo y las ciudades autónomas españolas de Ceuta y Melilla, al este con Argelia, y al sur con el territorio no autónomo del Sahara Occidental. Esta nación, que administra aproximadamente el 80% del Sahara Occidental y lo denomina «provincias Meridionales», ofrece una variedad impresionante de experiencias para los viajeros aventureros.
Marruecos es una monarquía constitucional democrática, parlamentaria y social. Su constitución reconoce al Islam como religión de estado y destaca las culturas árabe y amazigh como elementos fundamentales de la identidad del pueblo marroquí.
La capital política y administrativa del país es Rabat, mientras que Casablanca brilla como la ciudad de mayor importancia económica. Como la quinta economía más grande de África, Marruecos tiene una fuerte dependencia comercial con la Unión Europea, siendo España su principal socio comercial. Además, mantiene una alianza estratégica con los Estados Unidos, siendo un aliado importante fuera de la OTAN.
Marruecos es miembro de varias organizaciones internacionales, incluida la Liga Árabe, la Unión del Magreb Árabe, la Francofonía, la Organización de la Conferencia Islámica, la Unión por el Mediterráneo y la Unión Africana. Este país vibrante y diverso ofrece una experiencia única que combina historia, cultura, aventura y hospitalidad, lo que lo convierte en un destino imperdible para cualquier viajero ávido de explorar nuevas tierras y culturas.
Toponimia
El nombre completo del país en árabe, «El Reino Occidental», se traduce como «Al-Mamlaka al-Maghribiyya». «Al-Maghrib», que significa «el Poniente», es comúnmente utilizado para referirse a Marruecos. Para referencias históricas, los historiadores emplean «Al-Maġrib al-Aqṣà» (El lejano Poniente) para distinguir a Marruecos de la región histórica más amplia conocida como el Magreb, que incluye los actuales Túnez y Argelia.
El término «Marruecos» en otras lenguas proviene del nombre de la antigua capital imperial, Marrakech. Este nombre tiene sus raíces en la expresión bereber que significa «Tierra de Dios» (ⴰⵎⵓⵔ ⵏ ⵡⴰⴽⵓⵛ, (a)mur (n) wakuš), lo que dio lugar al término «Marruecos» que conocemos en la actualidad.
Historia
Prehistoria y antigüedad
El yacimiento de Jebel Irhoud en Marruecos reveló la presencia de comunidades humanas establecidas hace entre 350 y 300 mil años, lo que las convierte en las más antiguas conocidas hasta el momento en el mundo. Estas evidencias arqueológicas arrojan luz sobre la historia temprana de la región y sugieren una ocupación humana prolongada en el territorio del actual Marruecos.
Durante el período de la cultura capsiense alrededor del año 8000 a.C., se observa una continuidad de ocupación en Marruecos, indicando que la región estuvo habitada durante la prehistoria, en una época en la que el clima del Magreb era menos árido que en la actualidad.
La lengua bereber, según muchos teóricos, habría surgido al mismo tiempo que la agricultura y fue adoptada tanto por la población local como por los inmigrantes que la introdujeron. Análisis genéticos modernos confirman que varios grupos étnicos han contribuido a la composición genética de la población actual de Marruecos, incluyendo a bereberes, árabes, fenicios, sefardíes, judíos y africanos subsaharianos.
Durante el período clásico, Marruecos era conocido como Mauritania, una designación que no debe confundirse con el actual país de Mauritania. La región del norte de África, incluido Marruecos y la ciudad de Fez, se integró gradualmente en el mundo mediterráneo a través del establecimiento de colonias comerciales fenicias.
A lo largo de la historia, Marruecos experimentó diferentes dominios, incluido el período de dominación romana, cuando formaba parte de la provincia de Mauritania Tingitana. Tras la caída del Imperio romano, la región cayó bajo el control sucesivo de vándalos, visigodos y finalmente el Imperio bizantino. Sin embargo, durante este tiempo, las regiones montañosas permanecieron bajo el dominio de los habitantes bereberes locales.
Primeros tiempos islámicos
A finales del siglo VII, con la llegada del Islam, muchos bereberes se convirtieron a esta religión y surgieron Estados como el Emirato de Nekor en el actual Rif. Uqba ibn Nafi, un conquistador del Magreb en el siglo VII, llegó hasta las costas atlánticas en las playas de Massa. Se adentró en el océano con su caballo y proclamó a Alá como testigo de que no quedaban más tierras por conquistar. En esta época, Marruecos se liberó del dominio del lejano Califato abasí de Bagdad con la llegada de Idrís I, quien fundó la dinastía de los idrisíes en el año 789. A partir de entonces, Marruecos se convirtió en un centro cultural y en la principal potencia regional.
El país alcanzó su apogeo cuando varias dinastías bereberes reemplazaron a los idrisíes árabes. La primera de ellas fue la de los almorávides, seguida por los almohades, quienes dominaron Marruecos, gran parte del noroeste africano y extensos territorios de la península ibérica, conocida como al-Ándalus. Durante este período, pequeños Estados de la región, como los de los Barghawata y
los Banu Isam, fueron conquistados. Sin embargo, el imperio almohade se derrumbó debido a un largo periodo de guerras civiles.
Las ciudades imperiales de Marruecos son las cuatro capitales históricas: Fez, Marrakech, Mequinez y Rabat.
En 1260, se libró la batalla de Salé, en la que la flota castellana de Alfonso X el Sabio de Castilla saqueó la ciudad de Salé durante dos semanas. En 1399, Tetuán fue atacada por Enrique III el Doliente de Castilla.
Edad Moderna
Durante los siglos XV y XVI, Portugal llevó a cabo una política expansionista en África, conocida como el Reino del Algarve de Ultramar, con el objetivo de controlar la costa y poner fin a la piratería. La toma de Ceuta en 1415 a los benimerines marcó el inicio de las Plazas Fuertes de África portuguesas, seguida por otras conquistas como Arcila y Tánger en 1471, Mogador en 1506, Safí en 1508, Mazagán en 1513, La Mamora y Casablanca en 1515, entre otras. En 1497, los Reyes Católicos conquistaron la actual Melilla.
Además, en el siglo XVII, la presencia castellana se extendió a lugares como las Islas Alhucemas en 1560, Vélez de la Gomera en 1564, Larache en 1610, y la actual Mehdía en 1614, con el propósito de defender la flota de Indias y las Canarias de la piratería en las costas atlánticas. En el mismo siglo, Carlos II de Inglaterra ejerció temporalmente la soberanía sobre Tánger.
En el Magreb, el siglo XVI se caracterizó por la soberanía del reino de Fez (1472-1549), con el resto de los reinos bajo su vasallaje. Durante los siglos XVI y XVII, el sultanato saadí (1549-1659) reinó en el actual Marruecos, consolidando su poder en el sur. En 1666, el imperio jerifiano pasó a estar bajo el control de la dinastía alauí, originaria de Siyilmasa y aún reinante en la actualidad. Los alauitas lograron estabilizar su posición frente a la presión de españoles y el Imperio otomano. En 1684, anexionaron Tánger a su territorio.
Edad Contemporánea
Durante la guerra de independencia de Estados Unidos contra el Reino Unido en 1777, Mohamed III de Marruecos se adhirió al reconocimiento español y francés de Estados Unidos, una iniciativa ideada por el gobernador de la Luisiana española, Luis de Unzaga y Amézaga. Además, en 1783, Marruecos firmó el Tratado de Amistad marroquí-estadounidense. Este período también marcó la apertura del consulado de Estados Unidos en Tánger, que se convirtió en el primer inmueble de este país en el extranjero.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, el imperio colonial francés comenzó a promover sus intereses en la región, aprovechando la inestabilidad política del imperio jerifiano. Esto condujo a la guerra Franco-Marroquí de 1844, que estableció la frontera con la Argelia francesa. Además, en 1859, estalló la guerra Hispano-Marroquí, durante la cual España obtuvo concesiones económicas y políticas, incluido el reconocimiento de su soberanía sobre Ifni.
En la última parte del siglo XIX, la inestabilidad política en Marruecos llevó a una intervención más activa por parte de los países europeos para proteger sus inversiones y asegurar concesiones económicas en la región. Este período estuvo marcado por una creciente influencia europea en los asuntos internos de Marruecos y un aumento de las tensiones entre las potencias coloniales en la región.
Dentro del contexto de las relaciones internacionales entre las Grandes Potencias, la Conferencia de Berlín en 1884 marcó un hito importante para España, ya que obtuvo el reconocimiento de la colonia de Posesiones Españolas en el Sahara. Sin embargo, las divisiones internas en el sultanato marroquí entre Abd al-Aziz y Abd al-Hafid, así como las tribus que no reconocían su autoridad, facilitaron la intervención extranjera en la región.
La esfera de influencia francesa y británica sobre Marruecos, en detrimento del Imperio Alemán, desencadenó la primera crisis marroquí de 1905-1906. La Conferencia de Algeciras en 1906 reconoció la posición de control francés sobre Marruecos, lo que condujo al inicio de la guerra de Marruecos (1907-1934), destinada a pacificar el territorio bajo dominio francés.
La presencia de tropas francesas en Agadir provocó la segunda crisis marroquí, que culminó en el bombardeo de Agadir por parte de Alemania en 1911. Estos eventos marcaron un período de intensa rivalidad entre las potencias europeas por el control y la influencia en Marruecos, lo que tuvo un impacto significativo en la política y el desarrollo del país.
Desde la independencia de 1956 y final del reinado de Mohamed V
Las negociaciones entre Mohammed V y el gobierno de Coty culminaron en el Acuerdo Franco-Marroquí, firmado en París el 2 de marzo de 1956, que concedió la independencia a Marruecos. Posteriormente, el 7 de abril de 1956, se firmó el Acuerdo Hispano-Marroquí, que puso fin al protectorado español sobre Marruecos. Además, la ciudad internacional de Tánger fue reintegrada mediante el Protocolo de Tánger el 29 de octubre de 1956.
Los primeros años de la independencia de Marruecos estuvieron marcados por la política nacionalista del Gran Marruecos, así como por reformas internas y conflictos como las guerras de Ifni-Sahara (1957-1958), durante la cual se anexionó Cabo Juby, y del Rif (1958-1959).
Durante los últimos años del reinado de Mohammed V, se implementaron diversas reformas, como la promulgación de un código de libertades públicas en 1958, la realización de elecciones comunales en 1960 y la formación de un gobierno de coalición nacional en el mismo año. También se estableció un banco popular cuyos usuarios son accionistas y que proporciona financiamiento a pequeñas y medianas empresas, así como para viviendas, en 1960.
En el ámbito político, el Partido Istiqlal sufrió una escisión en 1959, dando lugar al surgimiento de la Unión Nacional de Fuerzas Populares (UNFP). Estos cambios marcaron un período de transformación y desarrollo para Marruecos en los primeros años de su independencia.
Hassan II (1961-1999)
Hassan II se proclamó rey de Marruecos el 3 de marzo de 1961, marcando el comienzo de una nueva era para el país. Marruecos se constituyó como una monarquía constitucional con elementos de supuesto derecho divino. La monarquía se convirtió en el referente nacional y Hassan II tomó el control personal del gobierno como primer ministro, nombrando un nuevo gabinete. Se garantizó un poder judicial independiente, aunque en la cúspide se encontraba el Tribunal Superior, cuyo presidente era elegido por el rey. En diciembre de 1962 se aprobó la primera constitución de Marruecos en un referéndum abrumador, seguido de las primeras elecciones legislativas en mayo de 1963.
En 1963, se desató la guerra de Las Arenas contra Argelia, bajo el liderazgo de Ben Bela, por los territorios fronterizos de Béchar y Tinduf. La fragilidad del gobierno resultante llevó a que, en junio de 1965, Hassan II asumiera plenos poderes legislativos, disolviendo el parlamento bajo un estado de excepción que duró hasta 1970. En octubre de 1965, se produjo el asesinato de Ben Barca, líder del UNFP.
Estos años, conocidos como los «años de plomo», estuvieron marcados por una importante emigración, principalmente hacia Francia, Bélgica y Países Bajos, debido a la represión por parte de la Dirección Nacional de Seguridad y la falta de oportunidades debido a la corrupción del Estado. Además, la Administración facilitó el control de terratenientes marroquíes sobre las fincas de los antiguos colonos franceses y españoles. Durante este período se fomentó la educación, la formación profesional y la universidad.
En junio de 1969, el territorio español de Ifni fue cedido a Marruecos como parte de los procesos de descolonización impulsados por la ONU.
La Marcha Verde, en noviembre de 1975, marcó la invasión del Sahara español con el respaldo de Francia, la CIA y los Estados Unidos, que apoyaron a Marruecos en el contexto de la Guerra Fría árabe. Este evento condujo a la firma del Acuerdo Tripartito de Madrid en noviembre de 1975, mediante el cual Marruecos obtuvo el control del Sahara español, lo que desencadenó la guerra del Sahara Occidental contra el Frente Polisario por la soberanía del territorio.
Durante los años 80, se llevaron a cabo fuertes ajustes económicos para cumplir con las condiciones de financiación del FMI y el Banco Mundial, lo que generó revueltas y huelgas en varias ciudades. En los años 90, se realizaron reformas políticas desde arriba, incluida la reforma constitucional de 1996, seguida de elecciones parlamentarias. Además, se firmó el Acuerdo Euromediterráneo de Asociación con la Unión Europea.
En 1999, Mohammed VI sucedió a Hassan II en el trono de Marruecos, prometiendo realizar profundos cambios democráticos en el país.
Siglo xxi y reinado de Mohamed VI
En 1999, Marruecos llevó a cabo una reforma del código jurídico de la mujer, y en 2004 se reformó el código de la familia o Mudawana, ampliando los derechos de las mujeres y realizando cambios significativos en áreas como la poligamia y el acoso sexual.
Además, en 2004, Marruecos obtuvo el estatus de aliado importante no perteneciente a la OTAN y firmó un tratado de libre comercio con los Estados Unidos, que entró en vigor en 2006. En cuanto al conflicto del Sahara Occidental, en 2007 Marruecos presentó un proyecto de autonomía para el territorio dentro de su soberanía, el cual fue desestimado por la ONU.
Otro tema recurrente en las relaciones bilaterales es la inmigración ilegal desde Marruecos hacia las costas peninsulares y canarias de España y otros países de la Unión Europea, como se vio en el grave caso de 2005, cuando se produjeron asaltos violentos a las vallas españolas y Marruecos deportó a cientos de inmigrantes ilegales.
El 16 de mayo de 2003, Casablanca sufrió un atentado terrorista que dejó 33 muertos y más de 100 heridos, en su mayoría ciudadanos marroquíes. Este incidente llevó a una restricción de las libertades civiles, con la ampliación de la prisión preventiva y mayores poderes para la policía.
En el contexto de las protestas de la Primavera Árabe, en 2011 se llevaron a cabo manifestaciones en Marruecos exigiendo reformas democráticas, sociales y económicas. Esto condujo a un referéndum sobre la reforma constitucional, que fue aprobada. Tanto en 2011 como en 2016, las elecciones fueron ganadas por los islamistas moderados del Partido Justicia y Desarrollo (PJD).
El 10 de diciembre de 2020, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, reconoció la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental. En 2022, se destapó el escándalo de corrupción conocido como Marocgate en el Parlamento Europeo. Finalmente, en 2023, Marruecos sufrió un importante terremoto en las zonas de Marrakech y Safi.
Geografía
Marruecos cuenta con cuatro impresionantes cordilleras: el Rif, el Atlas Medio, el Gran Atlas y el Anti-Atlas. La montaña más majestuosa es el Toubkal, que se alza hasta los imponentes 4162 metros de
altura. Entre el Rif y el Atlas Medio se extiende el pintoresco valle del Sebú, mientras que desde Larache hasta Agadir se despliega la vasta llanura atlántica. Entre esta llanura y el Atlas Medio, se encuentra una meseta que se eleva por encima de los 500 metros de altitud. Al sur del Anti-Atlas, empieza el vasto y cautivador desierto del Sáhara. Entre los ríos más destacados del país se encuentran el Sebú, el Muluya, el Um Er-Rbia, el Tensift, el Sus y el Draa, que dotan de vida y fertilidad a diversas regiones de Marruecos.
Relieve
Entre los países del Magreb, Marruecos se destaca por la impresionante altitud de sus montañas y la extensión de sus llanuras. El Alto Atlas alberga la cumbre más alta de Marruecos y de todo el norte de África, pero las llanuras de Marruecos son considerablemente más amplias que las de Argelia o Túnez. Se pueden distinguir tres principales tipos de relieve: las montañas, las llanuras y mesetas al norte del Atlas Medio, y las mesetas áridas al sur del Anti-Atlas hacia el este y el sur. Las montañas mismas se componen de dos conjuntos que difieren en su formación y geomorfología.
Clima
El clima en Marruecos es de tipo mediterráneo en las zonas costeras y más continental en el interior del país. Las precipitaciones tienen una distribución claramente invernal, variando entre 300 y 800 mm anuales (alcanzando los 1000 mm en la región de Tánger-Tetuán). Las temperaturas medias en enero oscilan alrededor de los 12-13 °C en la costa y alrededor de los 10 °C en ciudades como Fez, Mequinez, Uchda y Marrakech. Por otro lado, en julio, las temperaturas promedio rondan los 25 °C en la costa y en áreas del interior. En las montañas, las precipitaciones son más abundantes y las temperaturas son más frescas. En el desierto del Sáhara, el clima es desértico y extremadamente árido.
Flora
La flora de Marruecos es una de las más ricas del norte de África y una de las más diversas de la región mediterránea, con aproximadamente 4200 especies. En el norte de Marruecos, en la región tingitana y el Rif, se han catalogado recientemente 2915 especies y 344 taxones infraespecíficos. La vegetación se presenta en forma de escalones altitudinales, típica del bioma mediterráneo. Las especies principales incluyen encinas, alcornoques, cedros y pinos.
El bioma dominante en Marruecos es el bosque mediterráneo, que se divide en tres ecorregiones según la clasificación del WWF: el bosque mediterráneo norteafricano al norte, la estepa arbustiva mediterránea en el centro-este, y el bosque seco mediterráneo y matorral suculento de acacias y erguenes al suroeste. Además, se encuentran el bosque montano norteafricano de coníferas, la estepa de enebros del Gran Atlas en las montañas, y la estepa del Sahara septentrional, más desértica, en el sureste.
Fauna
Entre los parques nacionales de Marruecos se destacan el Parque Nacional de Sus-Masa, el del Toubkal, el de Tazekka, el de Iriki y el de Talassantane. Uno de los puntos destacados en el Parque Nacional de Sus-Masa es la presencia del ibis eremita, una de las especies de aves más amenazadas del mundo, cuya última población natural se encuentra en este parque.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), en 2020 casi la mitad de las especies de aves en Marruecos están amenazadas, lo que subraya la importancia de la conservación de estos espacios naturales.
Litoral
La costa de Marruecos se extiende a lo largo del mar Mediterráneo en el norte y el océano Atlántico en el oeste. Excluyendo su reclamo sobre el Sahara Occidental, la línea costera de Marruecos abarca unos 1835 km. Sin embargo, si se incluye el Sahara Occidental, la longitud total aumenta a alrededor de 3500 km, convirtiéndola en la más extensa de África. Esta longitud se distribuye en unos 500 km de costa en el Mediterráneo y aproximadamente 3000 km en el Atlántico. Las aguas marroquíes son reconocidas por ser algunos de los caladeros más ricos del mundo.
Hidrografía
Marruecos presenta una distribución de sus recursos hídricos determinada por la geografía montañosa del país, con ríos que fluyen hacia tres vertientes: la atlántica, la mediterránea y la presahariana.
En la vertiente presahariana, destaca el río Ziz, con su afluente el río Rheis, que se pierde en el desierto de Argelia.
En la vertiente mediterránea, sobresale el río Muluya (Moulouya), que constituye la mayor cuenca hidrográfica de Marruecos. Se han construido presas en este río, como el embalse de Mechra Homadi y el embalse de Mohamed V.
En la vertiente atlántica, los ríos son más numerosos y caudalosos. Entre ellos, se encuentran el río Lucus, el río Sebú, el río Bu Regreg, el río Oum Er-Rbia, el río Tensift y el río Sus. El río más largo es el río Draa, al sur del Atlas, que recorre más de 1000 km antes de desembocar en el océano Atlántico.
Marruecos enfrenta una crisis de estrés hídrico debido al consumo excesivo de agua por parte de su población, lo que ha llevado a una disminución significativa de los recursos hídricos per cápita a lo largo de las décadas. Esta situación ha generado movimientos sociales relacionados con el agua en varias regiones del país, evidenciando la complejidad e hibridez del sistema de gestión del agua, que combina la distribución privatizada en algunas ciudades con la gestión pública en otras. A pesar de que la mayoría de los habitantes urbanos tienen acceso a agua potable, esta situación es menos frecuente en las zonas rurales.
Dírham marroquí
El Dírham marroquí (código ISO 4217: MAD) es la moneda oficial del Reino de Marruecos. Se divide en 100 céntimos, conocidos en árabe como «santimat» (en singular: «santim»). El Banco Central de Marruecos es la entidad responsable de la emisión de billetes y monedas en el país.
Industria automotriz
Marruecos ha estado involucrado en la producción y fabricación de automóviles desde 1959. La empresa marroquí SOMACA, con sede en Casablanca, ha desempeñado un papel importante en la fabricación de una variedad de modelos de automóviles, incluyendo el Dacia Logan, Peugeot Partner, Citroën Berlingo y Renault Kangoo. En febrero de 2007, más de 5000 automóviles fabricados en Marruecos fueron exportados a España y Francia.
En 2007, el grupo Renault-Nissan firmó contratos con el gobierno marroquí para la construcción de una planta de fabricación de automóviles cerca de Tánger, con una inversión de mil millones de euros. Esta planta estaba destinada a garantizar la exportación de 400 000 vehículos para 2012, lo que aumentó la cantidad de vehículos exportados anualmente a 440 000.
A principios de 2009, se otorgó una exención de préstamos bancarios por valor de 400 millones de dólares (parte de un plan de inversiones de 500 millones de dirhams) a SOMACA en colaboración con tres bancos marroquíes. Esto tenía como objetivo aumentar la capacidad de producción anual de 45 000 a 90 000 vehículos para fines de septiembre de ese año.
Según cifras de 2017, Marruecos es el principal productor de automóviles en el continente africano, superando a Sudáfrica en ese aspecto. Mientras que Marruecos produjo 335 000 automóviles, Sudáfrica fabricó 331 000 unidades en el mismo período.
Minas
El sureste de Marruecos es conocido por ser rico en una variedad de minerales valiosos, incluyendo manganeso, barita, hierro oligístico, cobalto, sal, zinc, plomo, pirofilita, plata y oro. La Región de Draa-Tafilalet concentra aproximadamente el 40% de los permisos de minería en Marruecos.
Sin embargo, las condiciones laborales de los mineros en esta región suelen ser muy duras. La legislación laboral en Marruecos es criticada por ser poco protectora, y las empresas del sector minero a menudo buscan eludir las disposiciones favorables a los trabajadores. En muchas explotaciones mineras, se emplea a numerosos subcontratistas, lo que puede complicar aún más las condiciones laborales y los derechos de los trabajadores.
Además, algunas empresas subcontratistas pueden despedir a los trabajadores para evitar responsabilidades relacionadas con enfermedades profesionales u otras compensaciones laborales. Los sindicatos y los mineros que intentan organizarse o realizar huelgas pueden enfrentarse a presiones y dificultades para ejercer sus derechos laborales.
En este contexto, la Organización Internacional del Trabajo ha criticado la legislación laboral marroquí y ha expresado preocupación por las condiciones de trabajo en el sector minero del país.
Turismo
El turismo en Marruecos ha experimentado un notable desarrollo, con una sólida industria turística que se centra en el país, su cultura y su historia. La estabilidad política relativa de Marruecos en comparación con otros países del norte de África ha contribuido al crecimiento del turismo en la región. En 1985, el gobierno marroquí estableció un Ministerio de Turismo para impulsar aún más este sector.
En 2013, Marruecos se convirtió en el país más turístico de África al recibir más de 10 millones de visitantes, alcanzando un hito significativo en el desarrollo turístico del país. Con miras al futuro, Marruecos se ha fijado la ambiciosa meta de atraer a 20 millones de turistas para el período 2020-2022, con el objetivo de situarse entre los «Top 20 destinos en el mundo», según declaraciones del ministro marroquí de Turismo en 2014.
Además, Marruecos cuenta con nueve sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, lo que subraya la rica herencia cultural y arquitectónica del país. Entre los destinos más visitados de Marruecos se encuentran las ciudades de Rabat, Casablanca, Marrakech, Fez y Tánger, que ofrecen una combinación única de encanto histórico, arquitectura impresionante y experiencias culturales cautivadoras para los visitantes.
Transporte
Autopistas
La red de autopistas en Marruecos es una infraestructura importante que contribuye al desarrollo económico y facilita la movilidad dentro del país. Con una longitud total de 1808 km, estas autopistas conectan diversas regiones y ciudades, proporcionando una vía rápida y eficiente para el transporte de personas y mercancías.
La autopista A8, que se extiende entre Berrechid y Juribga con una longitud de 77 km, es la última adición significativa a la red de autopistas marroquíes. Esta autopista proporciona una importante conexión entre dos áreas clave del país, mejorando la conectividad y facilitando el transporte de mercancías y pasajeros.
Además de las autopistas de peaje, Marruecos cuenta con 1014 km de autopistas de acceso libre, lo que complementa aún más su red vial y brinda opciones adicionales para el transporte. Estas autopistas, que tienen dos o tres carriles en cada dirección, ofrecen una alternativa conveniente para aquellos que prefieren evitar las tarifas de peaje.
La gestión y mantenimiento de la red de autopistas en Marruecos están a cargo de Autopistes du Maroc (ADM), una entidad responsable de garantizar la seguridad y eficiencia de estas importantes vías de comunicación en todo el país.
Ferrocarriles
El sistema ferroviario de Marruecos, gestionado por la Oficina Nacional de Ferrocarriles (ONCF), constituye una parte crucial de la infraestructura de transporte del país. Con una extensión total de 2110 km, la red ferroviaria marroquí es una de las más modernas en África, proporcionando servicios eficientes de transporte de pasajeros y mercancías.
El eje principal del sistema ferroviario de Marruecos se extiende en dirección general de norte a sur, conectando Uchda en el noreste con Marrakech en el sur, pasando por importantes ciudades como Fez, Mequinez, Kenitra, Rabat y Casablanca. Esta línea principal es fundamental para la conectividad interna del país y facilita el movimiento de personas y bienes a lo largo de su extensión.
La red ferroviaria cuenta con instalaciones modernas y bien equipadas para el mantenimiento del equipo, incluyendo talleres en Casablanca y Mequinez, así como depósitos de mantenimiento en varias ciudades como Marrakech, Uchda, Sidi Kacem, Rabat y Fez. Estas instalaciones aseguran el buen funcionamiento y la seguridad de los trenes en servicio.
Además, Marruecos está avanzando en la modernización de su infraestructura ferroviaria con la introducción de líneas de alta velocidad. En 2018, se inauguró la primera línea de alta velocidad en el continente africano, que conecta Tánger y Kenitra. Se espera que esta línea se extienda hasta Casablanca, Essaouira, Marrakech y Agadir en el futuro. Asimismo, se prevé la construcción de una segunda línea de alta velocidad que unirá Casablanca, Mequinez, Fez, Taza y Uchda para el año 2035. Estas iniciativas tienen como objetivo mejorar la eficiencia y la calidad del transporte ferroviario en Marruecos y promover el desarrollo económico en todo el país.
Tranvías
El desarrollo de sistemas de tranvía en Marruecos es un paso importante hacia la modernización del transporte urbano en varias ciudades del país. En diciembre de 2010, Rabat y Salé inauguraron conjuntamente sus dos líneas de tranvía, lo que marcó el inicio de un sistema de transporte público eficiente en la capital y sus alrededores.
Por su parte, Casablanca siguió el ejemplo en diciembre de 2012, cuando inauguró su propio sistema de tranvía en colaboración con el grupo francés Alstom. Este proyecto, operado por la compañía Casaway (Casablanca Tranvía), ha mejorado significativamente la movilidad urbana en la ciudad más grande de Marruecos.
Además de Rabat y Casablanca, otras ciudades marroquíes están considerando la implementación de sistemas de tranvía para abordar los desafíos de congestión del tráfico y mejorar la calidad de vida de sus residentes. Se están estudiando proyectos de tranvía en ciudades como Tánger, Fez, Nador, Marrakech, Uchda y Mequinez, lo que refleja el compromiso del país con la modernización y la mejora de sus infraestructuras de transporte urbano.
Ferrocarriles metropolitanos
El proyecto del futuro metro aéreo en Casablanca es una iniciativa que busca abordar los desafíos de movilidad en una de las ciudades más grandes de Marruecos. Este sistema de transporte podría ofrecer una solución eficiente para aliviar la congestión del tráfico y mejorar la conectividad urbana en Casablanca.
Además, la posibilidad de extender el proyecto a otras ciudades importantes como Tánger, Marrakech y Agadir demuestra el potencial de este tipo de infraestructura para transformar el transporte público en todo el país. La expansión del metro aéreo a otras áreas urbanas clave podría beneficiar a un mayor número de personas, proporcionando una alternativa sostenible y eficaz para desplazarse por las ciudades marroquíes.
Aeropuertos
Marruecos cuenta con una amplia red de instalaciones aeroportuarias que facilitan el transporte tanto a nivel nacional como internacional. Esta red incluye:
– 18 aeropuertos internacionales: Estos aeropuertos son puntos de entrada y salida para vuelos internacionales y juegan un papel crucial en el turismo y los viajes de negocios.
– 10 aeropuertos nacionales: Estos aeropuertos conectan diversas ciudades y regiones dentro de Marruecos, facilitando el transporte aéreo doméstico y contribuyendo al desarrollo económico y social del país.
– Otros pequeños aeropuertos: Además de los aeropuertos internacionales y nacionales, Marruecos cuenta con una serie de aeropuertos más pequeños que pueden tener usos militares, deportivos o regionales.
Esta extensa red de aeropuertos es fundamental para la conectividad del país tanto a nivel nacional como internacional, contribuyendo al desarrollo económico, el turismo y la movilidad de la población.
Puertos
Marruecos cuenta con una extensa costa que bordea tanto el Mar Mediterráneo como el Océano Atlántico, lo que le otorga una posición estratégica en el sector marítimo. La infraestructura portuaria del país está compuesta por un total de 38 puertos, distribuidos de la siguiente manera:
- Puertos de comercio internacional: Trece puertos que facilitan el comercio internacional, la importación y exportación de mercancías, y el tránsito de embarcaciones de carga.
- Puertos para pasajeros o embarcaciones: Seis puertos que sirven como puntos de entrada y salida para pasajeros y embarcaciones, contribuyendo al turismo y a la movilidad marítima.
- Puertos pesqueros o exportación de productos de la pesca: Diecinueve puertos especializados en la pesca y la exportación de productos del mar, lo que refleja la importancia de esta industria en la economía marroquí.
- Futuros puertos planificados: Tras el éxito del puerto comercial de Tánger Med, Marruecos tiene planes para construir tres nuevos puertos similares en el futuro: Nador West Med, Kenitra Atlántico y Villa Cisneros Atlántico. Estos nuevos puertos están destinados a fortalecer aún más la infraestructura portuaria del país y fomentar el crecimiento económico.
Esta amplia red de puertos demuestra el compromiso de Marruecos con el desarrollo del sector marítimo, que desempeña un papel crucial en el comercio internacional, el turismo, la pesca y la economía en general.
Etnias
La población de Marruecos es diversa en términos étnicos y culturales. Aunque la mayoría de la población es de origen bereber, la influencia árabe, especialmente a través del Islam, ha sido significativa y ha llevado a la predominancia del idioma árabe en la sociedad. A lo largo de la historia, Marruecos ha recibido a diferentes grupos étnicos, lo que ha contribuido a su heterogeneidad cultural.
- Bereberes: Constituyen la mayor parte de la población y tienen una presencia histórica en la región que se remonta a miles de años. A pesar de la arabización gradual, las comunidades bereberes conservan su identidad cultural y lingüística en muchas partes del país.
- Árabes: Aunque numéricamente menos significativos que los bereberes, los árabes han tenido una influencia cultural importante, especialmente a través del Islam. El idioma árabe es la lengua oficial y predominante en Marruecos.
- Moriscos: Los moriscos fueron musulmanes expulsados de la península ibérica que encontraron refugio en Marruecos entre 1609 y 1613. Su presencia también ha dejado una huella cultural en el país.
- Judíos españoles: La comunidad judía española llegó a Marruecos en el siglo XV y desempeñó un papel significativo en la historia y la cultura del país. Muchos judíos abandonaron Marruecos en la década de 1960, pero su legado sigue presente en la sociedad marroquí.
- Extranjeros: Marruecos también cuenta con una población extranjera diversa, compuesta principalmente por personas de países africanos subsaharianos, así como europeos que buscan residencia o trabajo en el país.
La diversidad étnica y cultural de Marruecos es un aspecto destacado de su identidad nacional y refleja su historia como punto de encuentro de diferentes civilizaciones y culturas a lo largo de los siglos.
Cultura
La rica herencia histórica y cultural de Marruecos es verdaderamente fascinante y diversa, reflejando la interacción de diversas civilizaciones a lo largo de los siglos. La presencia de fenicios, cartagineses, judíos, árabes, romanos, bárbaros, andalusíes, moros y judíos ha contribuido a la formación de la identidad cultural única de Marruecos.
Desde su independencia, Marruecos ha experimentado un florecimiento en las artes, con un notable desarrollo en áreas como la pintura, la escultura, la música, el teatro y el cine. Los festivales de arte y música, que se llevan a cabo en todo el país, son vitales para la preservación y promoción de la cultura marroquí, brindando oportunidades para que artistas y músicos locales muestren su talento y compartan su creatividad con el mundo.
Cada región de Marruecos posee características culturales únicas que contribuyen a su identidad distintiva. Estas diferencias regionales enriquecen el patrimonio histórico y cultural de la nación, haciendo de Marruecos un destino verdaderamente fascinante para explorar y descubrir.
El gobierno marroquí reconoce la importancia de proteger, conservar y promover este rico patrimonio cultural. Al hacerlo, no solo preserva la historia y la identidad de Marruecos, sino que también fomenta el orgullo nacional y promueve el intercambio cultural tanto a nivel nacional como internacional.
Religión
La religión predominante en Marruecos es el islam sunita, practicado por alrededor del 92% de la población. Además, existen minorías religiosas, como la cristiana (aproximadamente el 6%), la judía (alrededor del 1%) y otros grupos religiosos (aproximadamente el 1.8% en 2000).
El rey de Marruecos ostenta el título de comendador de todos los creyentes, lo que refleja su posición como máxima autoridad religiosa islámica en el país.
Aunque la mayoría de los musulmanes en Marruecos son de la rama sunita, también hay una pequeña población de musulmanes chiitas, que se estima entre 3000 y 8000 personas, principalmente residentes extranjeros de países como Líbano e Irak. Además, Marruecos es un lugar de peregrinación para los sufíes musulmanes de todo el Magreb y África Occidental.
La comunidad bahá’í, aunque pequeña, está presente en las zonas urbanas del país, con alrededor de 350 a 400 personas. También se ha registrado un número de conversos al cristianismo en Marruecos, según un estudio publicado en 2022.
En general, Marruecos es un país con una diversidad religiosa, donde el islam es la religión predominante, pero también hay espacio para otras creencias y prácticas religiosas.
Idiomas
- Los idiomas oficiales de Marruecos son el árabe clásico y el bereber a nivel nacional.
- Los idiomas no oficiales incluyen el árabe marroquí, que consiste en variedades de árabe dialectal habladas en Marruecos, y las lenguas bereberes como el rifeño, tamazight y tashelhit, que se utilizan en las regiones montañosas.
- El francés es utilizado como lengua del comercio y la enseñanza superior.
- El español tiene influencia en regiones como el Rif, Yebala y Tarfaya debido al pasado de Marruecos como Protectorado español.
- El árabe clásico es el idioma de la legislación, aunque las leyes también se traducen al francés y, a veces, al español.
- La lengua mayoritaria hablada por la población es el árabe marroquí, influenciado por el francés.
- En las ciudades de Tetuán y Nador, así como en la población saharaui del antiguo Sáhara Español, el español es ampliamente conocido y utilizado. También es común en Larache, Tánger, Alhucemas y Sidi Ifni, así como en otras ciudades.
La población hispanohablante en Marruecos se estima en alrededor de 7 millones de personas en 2017.
Los medios de comunicación marroquíes, incluyendo prensa, radio y televisión, están disponibles en árabe, francés y español.
Lenguas extranjeras
En Marruecos, el bilingüismo es considerado importante por una gran mayoría de jóvenes, según un estudio realizado por R. Loulidi Mortada. El 94,6 % de los encuestados creían que es importante saber hablar más lenguas, como el francés, inglés o español, mientras que solo un 2,5 % estaba en desacuerdo. Además, el 96,2 % quería que sus hijos hablasen lenguas como el francés o el español en el futuro.
La presencia del español, especialmente en la zona norte, es significativa debido a instituciones como el Instituto Cervantes y la influencia cultural a través de los medios de comunicación. En esta región, se reciben señales televisivas de España y la televisión marroquí emite un informativo en español. El conocimiento del español puede brindar acceso a servicios y prioridad en ámbitos profesionales, lo que contribuye al aumento de hispanohablantes en Marruecos.
Por otro lado, el francés tiene una presencia más arraigada en la Administración, la enseñanza obligatoria y la educación superior. Aunque no tiene un estatus oficial en la Constitución, es utilizado ampliamente en la vida diaria, los medios de comunicación y se considera una lengua prestigiosa asociada a la modernidad y la clase media-alta.
En resumen, tanto el español como el francés son importantes en Marruecos, cada uno con su propio contexto de uso y su relevancia en diferentes ámbitos sociales y profesionales.
El amazigh
Los amazig, también conocidos como bereberes, son los pueblos indígenas del norte de África, con una presencia ancestral en la región del Magreb que se remonta a la época de los fenicios. Durante el período colonial, se les designaba con el término «bereber», que significa literalmente «bárbaro». Sin embargo, en la actualidad prefieren identificarse como «amazig», que en español significa «hombre libre». Estos pueblos y sus lenguas juegan un papel crucial en las políticas lingüísticas de Marruecos.
El término «amazig» se refiere tanto a la cultura y la población de los pueblos autóctonos del norte de África como a las diversas lenguas que hablan, como el rifeño, tashelhit, tanfusit, tuareg, entre otros. Aunque por razones políticas se ha intentado promover el término «tamazight» para referirse a la lengua, la población sigue prefiriendo el término «amazig». En Occidente, estas lenguas también son conocidas como lenguas bereberes. Aunque originalmente eran principalmente de tradición oral, muchas de ellas cuentan ahora con formas escritas gracias a un alfabeto llamado tifinagh.
Amazig
La causa amazig está envuelta en controversia y se ha convertido en un conflicto sociolingüístico y político en los últimos años. Mientras que el gobierno marroquí afirma que solo el 28 % de la población habla amazig, los grupos defensores de los derechos del pueblo bereber aseguran que los hablantes de esta lengua representan más del 65 %. Existen acusaciones de manipulación de datos en los censos y de discriminación institucional contra los amazig.
A pesar de su reconocimiento en la Constitución de 2011 como lengua cooficial junto al árabe, el amazig no tiene una presencia significativa en el ámbito institucional. La enseñanza de estas lenguas en los centros educativos ha tenido dificultades, y en la universidad es necesario hablar árabe y francés para acceder. Además, no se permite el uso de las lenguas bereberes en los tribunales ni en el Parlamento, y los amazig enfrentan discriminación en la gestión de tierras por parte del gobierno.
A pesar de los desafíos, existen asociaciones como el Congreso Mundial Amazig, el IPAAC y el IRCAM que luchan por conservar y promover el amazig y los derechos de los pueblos bereberes en Marruecos.
Gastronomía
La cocina marroquí es una fusión de diversas influencias árabes, bereberes y judías, con una base en la dieta mediterránea. Aunque comparte similitudes con las cocinas de otros países del norte de África, ha mantenido su originalidad y características únicas. Algunos de los platos más emblemáticos de la cocina marroquí incluyen:
- Cuscús: Un plato elaborado con sémola de trigo acompañada de verduras, carne o pescado, y sazonado con especias como el comino, la cúrcuma y el cilantro.
- Tajín: Un guiso tradicional cocinado lentamente en un recipiente de barro con carne (generalmente cordero o pollo), verduras, frutas secas y especias, que se sirve con pan o cuscús.
- Pastela: Un pastel salado hecho con capas de masa filo rellenas de carne de ave, almendras, especias y azúcar glas, a menudo servido como plato principal en ocasiones especiales.
- Cordero asado: Una preparación popular de cordero sazonado con una mezcla de especias y hierbas, asado lentamente hasta que esté tierno y jugoso.
- Briouats: Pequeños pasteles triangulares rellenos de carne, pescado, mariscos, verduras o frutos secos, envueltos en masa filo y fritos hasta que estén crujientes.
Además de estos platos principales, hay una variedad de otros platos típicos marroquíes, como la mrouzia (un guiso de cordero con miel y especias), la tanjia marrakchí (especialidad de la región de Marrakech), la harira (una sopa espesa a base de tomate, legumbres y carne, consumida especialmente durante el Ramadán), la seffa (sémola de trigo servida con pollo o cordero y almendras tostadas), la ensalada marroquí (una mezcla de tomate, pepino, cebolla, pimiento y hierbas frescas) y la shebbakiyya (un postre hecho de masa frita y bañado en miel y almendras). La cocina marroquí es conocida por su rica variedad de sabores, aromas y texturas, y es una parte integral de la cultura y la identidad del país.